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Amelia Podetti, Filósofa Criolla

Biografía

Amelia Podetti dedicó su vida a estudiar un temario necesario para Hispanoamérica1. En la actualidad sus ideas son retomadas por el Papa Francisco, quien en su etapa de arzobispo de Buenos Aires escribió el prólogo del único libro publicado en vida de la autora “Comentario a la Introducción a la «Fenomenología del Espíritu”2 “Amelia Podetti, hizo un apostolado del empeño en pensar desde nuestra propia y singular realidad, no en función de escuelas o categorías adoptadas, sino a partir de nuestras propias necesidades”.

La historia de Podetti comienza en la provincia de San Luis un 12 de octubre de 1928. Su familia tenía un fuerte compromiso político, tanto por su padre Ramiro Podetti, que militó en Forja y en el Yrigoyenismo, y su Madre, Amelia Lezcano también participó en la Junta Renovadora Radical y luego en el movimiento Peronista de esa provincia.

Hizo la formación académica en la Universidad de Buenos Aires donde estudió la carrera de filosofía y luego realizó posgrados en la Universidad de la Sorbona y en el Instituto Católico ambos en la ciudad de París. Fue alumna de Paul Ricoeur y de Jean Wahl. Estudió además idiomas: alemán, inglés y francés para leer y discutir con los filósofos occidentales que le apasionaban en sus propias lenguas. Así se especializó en obras de filósofos de la talla de Husserl, Hegel, Kant, Heidegger y luego del antropólogo Levy Strauss. Amelia es parte de una generación que se dedicó al estudio y la producción de obras desde la academia como lo fueron Adolfo Carpio, Carlos Astrada, Conrado Egger Lan, Eugenio Pucciarelli, Rodolfo Mondolfo, y Andrés Mercado Vera. Dedicó varios años al estudio para comenzar a dar clases y luego comenzó la segunda etapa de su formación: como docente de las Universidades de La Plata, Buenos Aires y El Salvador.

En 1954 se afilió al partido peronista y formó parte de la resistencia a la dictadura militar que gobernó a partir de 1955. Su Hermano Ramiro, contó la anécdota de que ella, junto a su padre, estuvieron en plaza de mayo el 17 de octubre y tuvo su segundo nacimiento”. Al regresar al país siguió enseñando en las denominadas “Cátedras Nacionales”:

“Las Cátedras Nacionales fueron una construcción político-intelectual que se propuso trasladar al campo académico, la resistencia a la llamada revolución argentina, desarrollando el “Pensamiento Nacional” en la carrera de Sociología entre 1967 y 1972. Amelia Podetti tuvo una participación fundacional a través del Seminario de Pensamiento argentino y fue una de las representantes de la corriente “filosófica” dentro de las cátedras”3.

Su obra tuvo unas líneas de desarrollo muy establecidas. Fue crítica con el cientificismo (que se estaba convirtiendo en dogma), con el estructuralismo y el marxismo.

Cuando tomó la dirección de la Revista “Hechos e Ideas” realizó una intervención intelectual en la arena política a través del lanzamiento de la revista en su tercer período con una impronta de cátedra abierta. Dejó en claro la labor de los intelectuales que participaban: debían pregonar un compromiso nacional y popular y no un espíritu “anti-intelectual” “propio de los sectores de la izquierda revolucionaria vinculadas al ideario pro cubano (…) como el ejemplo de Roberto Carri, que abandonó la reflexión teórica para pasar decisivamente a la acción como “combatiente”.4

Falleció el 27 de marzo de 1979 y dejó una obra para armar. Sus alumnos, discípulos y colegas fueron recopilando artículos, ponencias, clases y conferencias que hicieron conocer e hicieron justicia a su obra.

Los enemigos de la comunidad

En 1975 escribió dos textos y trabajó dos conceptos clave “La sociedad Disociada y sus filósofos” y “Ciencia Social y Filosofía”. Allí se ocupó de los filósofos que sostenían el eurocentrismo, puso en escena las ideas de Hobbes, Marx y Hegel. Pero Podetti no se quedó en el diagnóstico, sino que pensó alternativas de organización para que la comunidad no fuera “átomos asociados por el miedo, atomizados por el temor, sino organizados por medios del amor, y la solidaridad”. En casi toda la crítica que realizaba a los filósofos liberales se dilucidaban sus convicciones. Usaba conceptos vinculados al cristianismo y hacía una división para hablar tanto de materia como de espíritu. San Agustín fue uno de los más propuestos por esta pensadora, sin embargo antes puso de relieve las tesis de los filósofos europeos:

“Universalizan y eternizan categorías económicas que sólo expresan un modo de producción histórico y determinado, el modo de producción capitalista, como Marx ha mostrado exhaustivamente”5.

Para Podetti Karl Marx produjo dos consecuencias teóricas: “naturalizó como leyes económicas universales independientes de la voluntad humana, lo que era de verdad el resultado político de la sociedad burguesa (específicamente la británica); la segunda consistió en transferir ese resultado político al resto de las sociedades, considerándolo un proceso ineludible mediante su naturalización6. Es decir, hacer de sus acciones una ley universal, donde no hay alternativa. Sólo existe este camino. Solo hay que seguir lo que el amo dice.

En “La comunidad disociada y sus filósofos”, texto que se lo puede leer en concordancia con el texto de Juan Domingo Perón, el cual cerró el primer congreso de filosofía (9 de abril de 1949) titulado “La Comunidad Organizada” dejó un hilo de ideas sobre la tercera posición al mundo dual: “El Justicialismo”. En ese texto el general Perón vinculaba a Hobbes y a Marx en un mismo proyecto filosófico y antropológico, es decir sobre la mirada del hombre, de sus modos de vida y de ser. Para ellos el hombre es egoísta y sólo busca el lucro, la competencia, la guerra de todos contra todos. Perón escribió: “Cuando Marx nos dice que de las relaciones económicas depende la estructura social y su división en clases y que por consiguiente la historia de la humanidad es tan sólo historia de las luchas de clases, empezamos a divisar con claridad, en sus efectos, el panorama del Leviatán”7.

Marx actualizó el conflicto y propuso como solución la lucha de clases. Cuando la apuesta debería ser, tomando el título del capítulo noveno de la conferencia de Perón “El amor entre los hombres habría conseguido mejores frutos en menos tiempos del que le ha costado a la humanidad la siembra del rencor”. Los conceptos o categorías son una manera de imponer una forma de mirar de las élites. Cuando esos conceptos se usan sobre América, no deja oportunidad, de pensar o proponer un modo diferente, sino que todo es barbarie:

“Primitivo, bárbaro, irracional no son categorías científicas, sino políticas: sirven para designar el enemigo interno o externo; para justificar la injusticia de que se lo hace víctima”8.

El contemporáneo Aritz Recalde, agregó una idea a estos dos trabajos y afirmó que la propuesta de Marx y Hobbes: “poseía serias deficiencias teórico metodológicas para comprender cabalmente la sociedad y los cambios políticos que se producían en el Tercer Mundo”.9 Es decir, todo lo que decían y escribían era un prejuicio.

El pensamiento tanto Hobbes como Marx pone el mote de “Forma Científica” a algo que no lo tiene. Solo ven el caso de Inglaterra. Y lo que hacen es crear un mito, transformarlo en verdad y proponerlo al mundo como única verdad. Donde no hay forma de salir de él. Hasta las colonizaciones y dependencias de Europa es un paso único y obligado, que según Marx, impone el plazo capitalista. Y con ello sólo se justifica las acciones coloniales sobre las sociedades periféricas.

Podetti mostró cómo Marx elevó el sistema de dominación capitalista europeo a programa universal que repetirán todas las sociedades. Un camino o etapa obligada. Hacer de un caso la ley.

Todo lo que Hobbes y Marx representan, es dejar de lado a la filosofía como sistema de pensamiento, y solo dejar a la ciencia, a su noción de ciencia, como sistema teórico válido, como la única verdad. Amelia insistió en que la ciencia no podía decirnos nada sobre el desamparo de nuestra vida. Lo que hace la ciencia y la nueva sociedad capitalista sólo está orientada a la obtención de mayor lucro posible sin ninguna limitación “la religión, el arte, el derecho, el estado, son puestos al servicio del nuevo orden económico”10. Todo conspira para hacer crecer el sistema capitalista. Podetti hizo una defensa de la filosofía como herramienta de pensamiento, dijo que era dejada de lado por aspirar a objetivos superiores y quedaba marginada en la modernidad.

En este marco Podetti comenzó a pensar a América y la explotación colonial. Sostuvo que todo el trabajo de Marx fue favorable al colonialismo europeo en el camino hacia la nueva sociedad que iba a estar caracterizada por el desarrollo tecnológico universal y evolutivo de las fuerzas productivas. Podetti mencionó que Marx apoyó algunas intervenciones coloniales de Europa en el resto del mundo y que vendría a ser el molde del capitalismo para estas tierras, y se cumplirían sus “etapas necesarias” para romper con él. Según el filósofo alemán el colonialismo traería el capitalismo, y junto con él, generaría el proletariado industrial que sería el sujeto transformador de la historia hacia el “Comunismo Científico”. No hay posibilidad de otra mirada, de otra forma de resistencia. Sino que Europa vende la enfermedad y su cura. Marx nunca hizo mención que parte de las riquezas europeas fue por los saqueos a las riquezas de América, y olvidando esto; es que Podetti insiste en que toda forma que no esté en línea con el orden mundial, con sus perfiles Capitalista, mercantiles, imperialistas e industrial serán considerados bárbaros:

“El argumento del empecinado racismo que caracterizará a todo el pensamiento liberal: el indio, el criollo, el gaucho; en una palabra el nativo, pertenecen a razas inferiores porque son incapaces de europeizar: habrá que someterlos con el rigor o exterminarlos”.11

América como esperanza.

En 1981, un grupo de discípulos, recopiló una serie de clases y conferencias con el título: “La Irrupción de América en la Historia”. En este texto desarrolló el plan de una perspectiva singular entendiendo a América como una nueva comunidad de saber y de acción, una nueva zona para el mundo que irrumpe como vértice reflexivo del mundo:

“Pareciera, pues que América ha sido preparada, por su surgimiento y por su historia, para cumplir, una misión esencial en esta etapa de la universalización: proponer una vía de universalización distinta a las sociedades súper técnicas y capaz de contenerla, pues su misión y sus destino es realizar y pensar unidad”.1

Amelia Podetti señaló que el privilegio de nuestra región en la modernidad ya que América completa el mundo conocido, y es un lugar justo para pensar la historia. Esto lo mostró con el ejemplo de las reflexiones de San Agustín, “un africano que nació, trabajó y murió en una provincia en los confines del Imperio”, quien sin perjuicio de eso creó “la última gran síntesis del mundo antiguo”. El concepto de periferia vuelve a aparecer. Es ahí donde se ve de otro modo, donde se puede pensar diferente. Para contrarrestar a Hobbes y su visión del mundo y del hombre como negativa. Amelia trabajó con San Agustín como herramienta y aclaró el concepto de «Pueblo», categoría clave para poder pensar: “Pueblo es no toda concurrencia multitudinaria, sino una asociación basada en el consentimiento del derecho y en la comunidad de intereses. Pueblo es un grupo de hombres unidos porque reconocen todos los mismos derechos, las misma leyes y tienen intereses comunes”2.

Este fundamento de la unión entre los individuos del pueblo será el amor, el amor que todos profesan a los mismos objetivos. San Agustín elogió a Roma por haber universalizado su lengua, su cultura, sus instituciones y el proceso de extensión del derecho de ciudadanía. Esta “romanización” del mundo, es la que llegó a América. Podetti indicaba que la irrupción de América en la historia había transformado radicalmente el sentido de la marcha del hombre sobre el planeta. Primero porque América completó el mundo conocido hasta la fecha, y así surgió una nueva totalidad:

“El descubrimiento del ‘nuevo mundo’ es, en realidad, el descubrimiento del mundo en su totalidad, es el descubrimiento de que el mundo era algo totalmente diferente a lo que los hombres de una y otra parte habían conocido y creído hasta entonces. América comienza de modo efectivo la historia universal, o la historia se hace efectivamente universal; porque sólo desde ese momento los hombres comienzan a conocer la tierra tal como es y saben que ya están dispersados en todas sus direcciones”. 3

Nuestro continente presenta, según la autora, una virtud unificadora. Primero por su “voluntad mestizadora” que trajo la conquista y la colonización. Segundo por la relación entre cristianismo y cultura que se establece únicamente en América: “profundamente ligados e interpenetrados, al punto quizá que la cultura americana sea la única cultura genuinamente cristiana, es decir cristiana desde sus orígenes”.4

América es la respuesta ante la crisis que sufre la modernidad, donde el individualismo, el ateísmo, el materialismo, el afán de dominación, de lucro, la racionalidad científica, la pretensión de extender infinitamente el poder del hombre llevaría al límite a la especie humana.

Esta crisis de decadencia que genera las más variadas formas del nihilismo, la pérdida de valores y la descomposición del tejido social; en ese escenario es que América sería una representación de un suelo fecundo, un suelo donde crece lo nuevo, donde todo está por hacerse. Además hay que recordar experiencias colectivas, que se dieron en las primeras órdenes cristianas, que impulsaron una conciencia de infinitud. América íntegra, transforma y universaliza de forma distinta a las sociedades super técnicas: “Pues su misión y su destino es realizar y pensar la unidad”.

Notas finales

Amelia Podetti, pese a su muerte prematura, dejó trabajos sobre la ideología de los filósofos liberales, sobre América como un suelo con esperanza, como respuesta a los males de la humanidad, explicó el lazo directo con el cristianismo para trabajar por un mundo mejor. En la actualidad los postulados de Podetti son un temario necesario para retomar.

América como formación universalizadora esto es obra en parte del imperio Español, un imperio universalista, y no centralista que desde “Isabel la católica” hasta “Carlos V” se desarrolló la idea de imperio como comunidad espiritual de naciones. En época de destrucciones, Amelia salvó muchas de las ideas del Imperio Español y lo que dejó la conquista, ya que fue un Imperio con rasgos que lo diferencian a otras políticas conquistadoras, pues impulsó la creación de una cultura ligada a la evangelización y la creación de nuevas instituciones tales como las universidades.

En cuanto al planteo de dejar de lado a la filosofía por la ciencia fue determinante: “La ciencia es política” ya que responde a un proyecto político fundamental. De una sociedad históricamente determinada. En cuanto al Marxismo, si bien elogió el trabajo indiscutible del filósofo alemán con su crítica implacable al capitalismo, advirtió el carácter destructivo de su propuesta política basada en la insistencia de la lucha de clases y el trabajo de naturalización de las leyes económicas independientes de las voluntades humanas, lo que era en verdad el resultado político de una sociedad burguesa europea.

En otro orden de cosas, Podetti fue y es un emblema para entender el campo de batalla de las ideas que en definitiva es el fundamento de la construcción política.

*Ezequiel González es Profesor de Filosofía y Especialista en Metodología de la Investigación científica por la Universidad Nacional de Lanús

1 Usamos el concepto de Hispanoamérica tomado de los trabajos del Profesor Alberto Buela. Allí aclara que el término “América Latina”, es un bautismo que viene desde Francia, donde la palabra Latina menciona a un grupo de personas que viven en el lacio, zona de Italia.

2 Un estudio minucioso sobre la obra de Wilhelm Friedrich Hegel.

3 Denaday, Juan pedro. “Amelia Podetti: una Trayectoria olvidada de las cátedras nacionales”.

4 Ídem.

5 Podetti, Amelia, “Ciencia y Política: aportes para un encuadre del problema”. Rev. Hechos e ideas”, tercera época, año 1. 1974. Pág. 126.

6 Ídem. pág. 68

7 Perón, Juan Domingo. “La Comunidad Organizada”. Instituto nacional J. D. Perón. 2006. Pág. 17.

8 Podetti, Amelia. “la Antropología Estructural de Levi-Strauss y el tercer mundo”. N 2, pág. 47.

9 Recalde, Aritz. “Intelectuales, Peronismo y Universidad”. Edit. Punto de encuentro. 2016. pág. 357

10 Idem. Pág. 71 pág.

11 Podetti, Amelia (1969). “Racionalidad, irracionalidad y Tercer Mundo”, prólogo al libro “Ser Social y Tercer Mundo” de Norberto Wilner, Galerna, Buenos Aires. pág. 13.

12 Podetti Amelia, “La irrupción de América en la historia”, Facsimil. Pág. 9.

13 Ídem. 14.

14 Ídem. Pág. 7.

15 Ídem. Pág. 8

BIBLIOGRAFÍA

Denaday, Juan Pedro (2013). “Amelia Podetti: una trayectoria olvidada de las Cátedras Nacionales”, Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En línea] https://journals.openedition.org/nuevomundo/65663

Descalzo, Damián. “Amelia Podetti: la Filósofa Peronista cuya obra ejerce influencia sobre el papa francisco” (revista movimiento N 9 febrero 2019 ) [En línea] http://www.revistamovimiento.com/historia/amelia-podetti-la-filosofa-peronista-cuya-obra-ejerce-influencia-sobre-el-papa-francisco/

Podetti Amelia, “La Comunidad disociada y sus filósofos”, Revista Hechos e Ideas, Año 2, N 8.

Podetti, Amelia. “Ciencia Social y Filosofía”. Revista Hechos e Ideas, Año 1, N 3.

Podetti, Amelia. “la Antropología Estructural de Levi-Strauss y el tercer mundo”. N 2,

Podetti Amelia, “La irrupción de América en la historia”, Facsimil sin editar

Podetti, Amelia (1969). “Racionalidad, irracionalidad y Tercer Mundo”, prólogo al libro “ Ser Social y Tercer Mundo” de Norberto Wilner, Galerna, Buenos Aires.(1978)

Podetti, Amelia “La Fenomenología del espíritu y la historia de occidente”. (2007) Comentario a la Introducción a la fenomenología del Espíritu, Biblos, Buenos Aires. Prólogo.

Recalde Aritz “Intelectuales, Peronismo y Universidad. Punto de encuentro” (2016)

Ezequiel González

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