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XII Coloquio Latinoamericano y Caribeño de Educación en Derechos Humanos.

La hora de la educación en derechos humanos: resistir, inspirar, transformar. Aportes para fortalecer la cultura democrática

En tiempos de individualismo exacerbado y promoción de subjetividades atomizadas, es oportuno el encuentro. Eso fue lo que ocurrió en el XI Coloquio Latinoamericano y Caribeño de Educación en Derechos Humanos.  Su título y su bajada son fieles a lo ocurrido en los tres días en que se celebró el encuentro (14 al 16 de mayo del 2025), en Heredia, Costa Rica. La Universidad Nacional Autónoma fue nuestra anfitriona, y durante ese tiempo hubo intercambios y debates que nos enriquecieron y nos permitieron compartir un diagnóstico bastante transversal en el continente: es imperioso fortalecer la cultura democrática en tiempos de repliegue sobre lo individual, pérdida de la experiencia colectiva, baja de confianza en la democracia y avances del neoliberalismo como proyecto político económico.

El encuentro fue el undécimo, ya que desde 2006 la Red se viene reuniendo en distintas universidades. Son diecinueve años de trabajo, donde docentes de todos los niveles y modalidades, junto con activistas, académicos y educadores no formales venimos pensando en cómo potenciar la educación en derechos humanos para hacerla más visible y más eficiente a la hora de consolidar una cultura democrática.

En esta oportunidad —y debido a que por primera vez se realizó el Coloquio en la región del Caribe— primaron problemáticas como la movilidad humana y los desplazamientos y padecimientos de las personas migrantes. Asimismo, hubo muchas participaciones referidas a la educación intercultural y los desafíos que implica el multilingüismo, y la construcción de un diálogo genuino entre culturas. Algo que aún no está resuelto en Nuestramérica.

El ambiente como derecho humano y la inclusión de esta problemática en la agenda de temas de educación en derechos humanos también nos interpeló en el Coloquio, y se pudo aprovechar la oportunidad de que participen abogados de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (cita en San José, Costa Rica) para comentar alguna jurisprudencia sobre la temática.

Como siempre, desde los inicios de la Red, la Pedagogía de la memoria es uno de los puntos nodales de la discusión: cómo actualizar esa memoria colectiva para que sea al mismo tiempo homenaje respecto a los hechos del pasado donde en los países de la región se vivieron experiencias traumáticas de violaciones a los derechos humanos, pero al mismo tiempo ejercicio cívico de vigilia y lucha por continuar consolidando una cultura democrática.  Representantes de la red, pedagogas y pedagogos de Colombia, Uruguay, Chile, Argentina y Brasil cuentan con experiencias potentes a la hora de ejercitar la pedagogía de la memoria.

La Educación para la paz fue otro de los enfoques y abordajes que tuvo gran relevancia en el encuentro. Educación para la paz y educación en derechos humanos no son exactamente lo mismo, aunque apuntan a la construcción de una sociedad más justa e igualitaria, donde los conflictos puedan ser gestionados a través del diálogo y la no violencia. Sin embargo, en otras latitudes como Puerto Rico, Costa Rica, México o Colombia, existe un movimiento consolidado de formación docente y de incidencia que busca generar conciencia sobre el fuerte impacto positivo que puede tener una formación que eduque para la paz, a sabiendas de que el conflicto es inevitable en las sociedades plurales contemporáneas. La pregunta es cómo abordarlo, cómo transitarlo sin recurrir a la violencia como única estrategia.

El coloquio también se preguntó por los sujetos de la educación, y ahí fue interesante conocer las estrategias de trabajo por la inclusión de grupos vulnerabilizados, como indígenas, personas con discapacidad, migrantes, estudiantes cuyos DESC (derechos económicos, sociales y culturales) son violentados. El trabajo por una inclusión genuina, desde pequeños espacios como puede ser un aula, un barrio o una comunidad, es una práctica habitual en nuestros países. La desigualdad es un rasgo que nos recorre de manera transversal en esta parte del mundo, y la posibilidad de problematizarla y desnaturalizarla constituye un desafío para la educación en derechos humanos.

La UNLa en la coordinación de la Red Latinoamericana y Caribeña de Educación en Derechos Humanos

Por otro lado, corresponde mencionar que la Universidad Nacional de Lanús tiene, en estos momentos (período 2023-2025), la responsabilidad de coordinar la Red Latinoamericana y Caribeña de Educación en Derechos Humanos. Y, además, será sede del próximo coloquio, el duodécimo, en 2027. Desde este espacio, pudimos presentar una serie de ideas/desafíos para la educación en derechos humanos. De los múltiples que nos circundan, mencionemos dos:

1. El reemplazo de la experiencia colectiva por la primacía de lo individual

El mundo actual nos coloca a nosotros y a las generaciones más jóvenes ante un paradigma que resalta los aspectos individuales y carga de responsabilidad a los sujetos, olvidando toda referencia a lo colectivo y a las condiciones estructurales en las que se vive. En este sentido, es importante devolver a nuestras comunidades educativas una referencia a lo colectivo, aprender a sentirnos parte de algo más grande y contenedor que nosotros mismos. Lo colectivo, lo grupal, es parte de los aprendizajes y no sólo un dato de la realidad escolar, como comentó uno de los invitados especiales del encuentro, el Dr. Isabelino Siede.

Uno de los rasgos más persistentes del neoliberalismo es su capacidad para moldear no solo la economía, sino también las formas de subjetividad. El individualismo neoliberal no debe entenderse como una simple exaltación del individuo, sino como una configuración histórica de sentido en la que los sujetos son interpelados a verse como proyectos personales, emprendedores de sí mismos y responsables únicos de su destino. Podemos acordar que de alguna manera esto es así, al asumirnos como agentes (agenciarnos, y perseguir el agenciamiento de nuestros estudiantes), pero al mismo tiempo es importante conocer la dimensión estructural, social y comunitaria que nos constituye como sujetos.

El individualismo basado en la competencia, la autosuperación y la autorresponsabilidad, penetra en la vida cotidiana, la cultura, la educación y las relaciones sociales, erosionando formas colectivas de solidaridad.

Este giro subjetivo transforma la forma en que los individuos enfrentan el sufrimiento: los fracasos ya no se explican por estructuras injustas, sino por la falta de esfuerzo o de adaptación individual.  Ante esto, los espacios de educación (tanto formal como no formal) son ámbitos privilegiados para recuperar la experiencia de lo colectivo. Recuperar el vínculo es pues, un desafío en tiempos de fuerzas centrífugas. La pedagogía del encuentro tiene un horizonte de emancipación, tal como lo planteaba el maestro Pablo Freire. 

2. La pérdida de confianza en la democracia

Según el informe Latinobarómetro 2024[1], la percepción de los latinoamericanos respecto a la democracia muestra una recuperación en el apoyo al sistema democrático, pero persiste una profunda desconfianza hacia las instituciones que lo sustentan.  En 2024, el 52 % de los latinoamericanos expresaron apoyo a la democracia, un aumento de 4 puntos porcentuales respecto a 2023.

Sin embargo, un 25 % de los encuestados se mostró indiferente al tipo de régimen político, lo que representa una «tierra fértil para populismos y autocracias».  El apoyo a la democracia varía significativamente entre países. Por ejemplo, en Argentina, el 75 % de la población respalda la democracia, mientras  en Honduras y Guatemala, el apoyo es de solo el 32 % y 29 %, respectivamente.

Por otro lado, el mismo estudio correlaciona nivel educativo con defensa de la democracia: «a mayor nivel educativo, mayor apoyo a la democracia», y concluye: un 40 % entre los entrevistados con educación básica y un 60 % entre quienes tienen educación universitaria son los que apoyan más a la democracia.

Esto nos está generando un problema ético que tenemos que pensar entre todos: los liderazgos populistas que emergen en nuestro continente y en el mundo hacen uso de las reglas de la democracia para hacerse oír, y captan infinidad de adhesiones. La idea de «batalla cultural» que propone el discurso de derecha para «reinterpretar» la democracia y los derechos humanos debe alertarnos. Hace ya muchos años Norberto Bobbio mencionaba el esfuerzo por construir consensos en torno a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El sistema internacional de protección de los derechos humanos —y la idea misma de derechos humanos— son un consenso y es imperioso solidificar los argumentos que lo sostienen. Estamos viendo que los derechos humanos no son sólo esa herramienta que conocemos (la Declaración Universal y todo el sistema que se despliega desde 1948), sino que son objeto de interpretaciones. ¿Cómo hacer para renovar su sentido sin caer en una batalla cultural que tiende a relativizar ideas como la igualdad de derechos, el derecho a recibir educación en derechos humanos, la consideración de cualquier ser humano como un sujeto de derechos?

En síntesis, la Red Latinoamericana y Caribeña de Derechos Humanos propone estas y otras muchas reflexiones en momentos en que la educación vuelve a estar interpelada y requiere de replanteos urgentes.  Se fortalece la percepción respecto de la instrumentalidad de la educación: se pide cada vez más «utilidad»: ¿y esto para qué me sirve? preguntan nuestros estudiantes, y la respuesta debería ser que la educación en general y la educación en derechos humanos en particular, nos sirve para hacernos más libres y para pensar y actuar de manera crítica y autónoma.

Al ser convocados para renovar nuestro compromiso con la Educación en Derechos Humanos y conocer cientos de experiencias de trabajo en América latina y el Caribe, el encuentro evocó la necesidad de reconstruir la esperanza. El filósofo Byung-Chul Han advierte que vivimos en una sociedad del rendimiento, donde la esperanza ha sido capturada por la lógica neoliberal. En lugar de proyectarse como horizonte colectivo, la esperanza se transforma en exigencia individual: hay que ser optimista, resiliente, productivo. Esta mutación convierte a la esperanza en una herramienta de autogestión emocional que, lejos de empoderar, intensifica el cansancio y la culpa. El sujeto se ve forzado a creer que todo depende de su esfuerzo, sin atender a las condiciones estructurales de precariedad y exclusión.  En La sociedad paliativa (2022), Han denuncia la obsesión contemporánea por eliminar toda negatividad: el dolor, la pérdida y el duelo son tratados como disfunciones a evitar. Pero al silenciar estas experiencias, también se neutraliza la potencia crítica de la esperanza. Solo una esperanza que se atreva a habitar la vulnerabilidad —lo que él llama una «esperanza trágica»— puede generar resistencia. No se trata de resignación, sino de lucidez: la capacidad de sostener el deseo incluso en medio del colapso.  La propuesta es considerar a la esperanza no como una actitud superficial ni un gesto individual. Pablo Freire con su pedagogía de la esperanza convoca a la educación liberadora a ser un motor de cambio, pero siempre desde una experiencia compartida.

«No estás obligado a terminar la tarea, pero tampoco es dable que la abandones», sostiene el Talmud, un libro de la tradición judía medieval.  Tomando estas palabras, y evocando el compromiso con una esperanza colectiva, entendemos que la Educación en Derechos Humanos sola no podrá revertir los escenarios de guerra, individualismo y desigualdad, pero tampoco puede abandonar la tarea.

* Docente e investigadora de la UNLa, Observatorio de la Educación Superior y Coordinadora de la Red Latinoamericana y Caribeña de Educación en Derechos Humanos.

Imagen de portada: UNA Comunica (@una_comunica)


[1] Para mayor información, consultar en https://www.latinobarometro.org/lat.jsp especialmente los informes anuales (https://www.latinobarometro.org/latContents.jsp)

Bibliografía

Bobbio, Norberto. (1991). El tiempo de los derechos. Editorial Sistema.

Freire, Pablo. (2011). Pedagogía de la Esperanza. Siglo XXI.

Han, Byung-Chul. (2022). La sociedad paliativa. Herder.

Victoria Kandel*

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