Están terminado los Juegos Olímpicos, hace muy poco además finalizó la Copa América y Argentina se volvió a consagrar campeón. En el país crece el debate si los clubes sociales deben convertirse en sociedades anónimas o si siguen perteneciendo a sus socios, en el medio de tantos acontecimientos deportivos entrevistamos al docente investigador Mariano Gruschetsky*, sociólogo especializado en políticas deportivas, quien además es co-autor de “Los clubes de fútbol en épocas de dictadura” y dirige el proyecto de una de las convocatorias de nuestra Universidad “El deporte como problema de Estado. Saberes, expertos y prácticas estatales” (1945-2015)
¿Por qué es importante que un país tenga políticas públicas para el deporte?
Sería más preciso hablar de políticas para el deporte y actividad física, que implica pensar en prácticas más amplias. El deporte está quizá asociado más a la competencia, ya sea profesional o no profesional, mientras que las actividades físicas incluyen otro tipo de prácticas que no tienen que ver con las competencias. Pero en principio hay un consenso bastante grande con investigaciones del área de la salud o de las Ciencias Sociales sobre los beneficios que conlleva la práctica deportiva en términos de salud física y mental; y en términos sociales de integración. Esos efectos positivos que trae la práctica deportiva, también como inserción social, hace que sea importante que el Estado la regule, la desarrolle y la fomente. Por supuesto en cada país hay desafíos diferentes para esas prácticas, entonces es importante que eso suceda.
En los últimos 20/30 años hay competencias internacionales importantes en relación a esto, por eso el Estado debe ser el garante de éstas prácticas. En algunos países se impulsaron leyes y crearon ministerios para fomentar y regular la práctica deportiva, por ejemplo en Brasil así como en países europeos. En ese sentido Argentina viene un poco atrasada.
¿Cuándo se instrumentaron las primeras políticas públicas para el deporte?
Justamente si tratamos de ver desde cuando el Estado instrumenta políticas deportivas y para la actividad física eso no puede estar desligado de quiénes son los que practican, desde cuándo y en Argentina desde cuándo hay Estado. Si tomamos algún consenso que exista dentro de las Ciencias Sociales, el proceso de formación del Estado argentino está más o menos concluido desde principios del Siglo XX. En esa época no había políticas hacia el deporte, porque precisamente accedían sólo miembros de la elite que no necesitaba apoyo estatal, tenían recursos de sobra.
Las primeras prácticas, en realidad las primeras políticas públicas que atienden a este conjunto que llamamos deporte y actividad física, estuvieron centradas especialmente en la Educación Física en la década del 20 y la del 30. Con la expansión de la escuela pública y su masificación, producto también de las olas inmigratorias, comenzó la regulación estatal de la educación física y se plantearon ciertas políticas de cómo debía ser esa práctica. Hubo una discusión sobre si la gimnasia debía ser algo metódico, ligado a la higiene, o si debía estar ligada a las prácticas estilo militar. Terminó ganando la primera postura y Romero Brest (primer médico deportólogo de Argentina y fundador del primer instituto superior para la enseñanza de la Educación Física) se convirtió en un personaje clave para enseñar un poco lo que debía ser esta práctica en los colegios y que aún tiene vigencia.
Sin embargo las políticas públicas deportivas, como plan integral, existieron a partir de la llegada del primer peronismo al gobierno. Antes había una institución llamada CADCOA, que era la fusión entre la confederación argentina de deportes y el comité olímpico argentino, funcionaban juntos desde 1927. Era una institución sportivista ligada a la elite que el peronismo reconvirtió y por la que canalizó las políticas públicas deportivas, que podemos pensar fueron en tres direcciones: por un lado fortalecieron y apoyaron el alto rendimiento, esa dimensión hace que se piense en este gobierno como el período de oro del deporte por la cantidad de logros deportivos: el campeonato de básquet del 51, que es el primero que se organiza; los juegos Panamericanos, que también fueron organizados en el país y salió primero en el medallero. El apoyo muy fuerte a Juan Manuel Fangio y Florian González, dos corredores que obtuvieron títulos internacionales importantísimos. En el caso de Fangio resultó ser el segundo puesto internacional de Fórmula 1 y campeón internacional, estos logros los alcanzó con la compra que hizo el Estado nacional de dos Ferrari y además financió un viaje a Europa para que Fangio pudiera practicar. También en la época fue muy importante el medallero olímpico, todas las medallas doradas que se consiguieron en el período que va del 45 al 55 duplicaron y triplicaron las que se habían obtenido hasta entonces. Esto es interesante porque además la medalla de oro de remo en 1952 la volvimos a obtener recién en 2002, cuando el básquet la ganó en Atenas. Eso es una muestra clara.
La segunda dirección de las políticas públicas desarrolladas por el peronismo apuntó al desarrollo de infraestructura, la creación del autódromo municipal, la creación de la Villa Olímpica, además integró una infraestructura que ya existía como la de Palermo con un parque deportivo y apuntaló apoyos y subsidios para mejorar infraestructura de clubes.
La tercera política pública de gran escala tuvo que ver con el desarrollo del deporte infantil y juvenil. Los juegos Evita, que son los que más resuenan como una gran política de inclusión y práctica de actividades deportivas para la infancia, y por otro lado el deporte llevado a cabo por la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) con su rama femenina y masculina, típica de aquellos años, que tuvo una profusa actividad deportiva. Todo eso terminó con el golpe de 1955.
Cronología de las políticas deportivas
En el período 1955/1976 la inexistencia de políticas públicas deportivas reflejaba lo que pasaba en el país, una conceptualización del empate hegemónico, gobiernos constitucionales que duraban poco tiempo, gobiernos militares que asumían y también duraban poco tiempo. No había políticas públicas deportivas pero podemos agregar que no había políticas públicas en general. En la década del 60 el gobierno de Illia intentó crear algunas dependencias: la secretaría de deportes y recreación y un plan integral del deporte, pero fueron planes que no se llevaron a cabo. Hasta que con la asunción del tercer mandato de Perón en 1973 y tomando ciertas ideas que venían del período de Onganía, se promulgó de la «Primera Ley del Deporte». El contenido era muy interesante, planteaba algunas ideas para el desarrollo integral del deporte y contemplaba la creación de una comisión nacional de actividades deportivas. Con el golpe de estado de 1976 esta ley quedó totalmente inconclusa, además se sancionó pero nunca fue reglamentada.
Si bien en 1983 volvió un gobierno constitucional, había demasiados problemas económicos y políticos como para priorizar al deporte como política pública, recién en el gobierno de Carlos Menem tomó alguna vitalidad. En esa época se reglamentó la ley del deporte y el consejo que contemplaba funcionó por dos años, sin embargo las políticas no se sostuvieron demasiado. Hubo apoyo al alto rendimiento, al mundial de básquet y a los juegos Panamericanos. Luego entramos en la espiral de crisis económicas, el gobierno de la Alianza y recién en el gobierno de Néstor Kirchner el deporte volvió a tener relevancia. Empezaron a recuperarse las políticas deportivas, sobre todo comenzó a plantearse el rol social del deporte. En el 2015 se redactó nuevamente una ley del deporte, que fue de alguna manera la modificación de la ley de 1974, una legislación muy ambiciosa que se aprobó en diciembre de 2015 y que tenía cuestiones muy avanzadas como la creación de un instituto nacional de deporte, en reemplazo de la Secretaría, un organismo autónomo y autárquico que se encargara de fomentar y regular el desarrollo del deporte, se establecía que los clubes y federaciones que quisieran tener algún tipo de subsidio tenían que ajustar sus órganos de gobierno, debían tener representación por género, de jóvenes inclusive en esos órganos debían estar representados los jugadores, los árbitros y los técnicos. Imagínense la AFA que en teoría la conducen “los dirigentes de los clubes» incorporando un cupo femenino e incluyendo en su consejo directivo a árbitros, jugadores, técnicos y jóvenes. Hubiese sido un cambio rotundo y la verdad muy difícil de implementar.
Lo que siguió es que en 2015, cuando el kirchnerismo perdió las elecciones, el macrismo no reglamentó la ley sancionada. Parecía una continuidad de lo que venía sucediendo y además esta gestión degradó a deportes en el organigrama estatal a un lugar donde nunca había estado: dejó de ser Secretaría y se convirtió en una agencia que debía autofinanciarse con fondos privados. Como consecuencia muchos deportistas que habían adherido al macrismo pusieron el grito en el cielo y se frenaron algunos intentos de privatizar el CENAR (Centro de Alto Rendimiento).
Podríamos hacer una historia de las políticas deportivas, pero si miramos la jerarquía que tienen dentro del organigrama estatal casi siempre fueron una dirección nacional, después una secretaría de deportes y luego cambió de dependencias: pasó de presidencia, bajó de jerarquía y estuvo en diferentes ministerios. Esta cosa errática nos habla un poco de eso.
En la actualidad seguimos en una especie de limbo, con una ley del deporte muy buena que se discutió a lo largo de todo el país, se hizo algo muy parecido a lo que se realizó con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual con muchos foros y debates, pero en este momento no está reglamentada. Con la asunción de Alberto Fernández entre la pandemia y la debilidad política sigue sin reglamentarse.
¿Qué políticas tiene el país para el deporte?
Rastrear las políticas públicas deportivas a nivel país en la actualidad es por suerte un trabajo arduo, por eso estamos investigando desde hace unos años sobre esto en la UNLa.
Si la clave antes de 1955 y hasta 1980, 1990 era el escaso material para investigar, entonces la dificultad fue encontrar lo poco que había. A a partir de los 2000 comenzó a haber bastantes políticas en diferentes jurisdicciones. En nuestro trabajo tuvimos que empezar a ver que había a nivel municipal, provincial y nacional. Puedo hablar de la organización de juegos infantiles como los Evita o los juegos bonaerenses; esas son políticas que se siguen desarrollando y que cambian de nombre según la jurisdicción.
Por otro lado hay programas de fortalecimiento de los clubes y las instituciones deportivas, hay apoyo en la medida del presupuesto corto que tiene la Argentina al alto rendimiento y algunos desarrollos de infraestructura. También existe un programa que se llama «Hay equipo», en el cual a todos los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo le ofrecen un cupo gratuito para hacer una práctica de deporte, eso obviamente en convenio con algún club o institución que ofrezca ese cupo, ese programa ahora se está evaluando y se hizo ya una segunda encuesta a nivel nacional sobre prácticas del deporte que arrojó resultados interesantes.
Relacionado a esta última pregunta ¿El país tiene políticas para el deporte más allá del fútbol?
Desde principios de siglo XX hasta la actualidad las políticas públicas estatales nacionales, provinciales o municipales se planificaron y no se desarrollaron. Pudimos ver proyectos de desarrollo del deporte e infraestructura en la décadas del 10, 20, 30, 40 y 50 en estas últimas realizadas por el peronismo. Después, en los 60, los clubes de fútbol empezaron a desplegar una serie de actividades sociales, educativas y multideportivas que se convirtieron en la oferta real y concreta del desarrollo de actividades deportivas y físicas en Argentina. A lo largo de las décadas siguientes eso fue creciendo. En los años 90 aparecieron los gimnasios privados, pero para competir con actividades que quizás no se hacían en los clubes, desde ese entonces los clubes comenzaron a crear gimnasios.
En países europeos, por ejemplo, las piletas de natación son municipales. Acá son de los clubes sociales y deportivos, tienen precios accesibles y están en todo el país de tal forma que si uno quiere hacer natación o bailar zumba lo hace en un club.
Además hubo un “revedercer” de la infraestructura deportiva municipal, en estos últimos 10 o 20 años reconstruyeron parques y espacios verdes, complementaria a la oferta de los clubes, crearon circuitos para practicar skate y deportes alternativos, entre algunas acciones más. Quiero aclarar que el modelo de los clubes con la oferta de actividades deportivas no fue solo hecho por estas instituciones, sino que tuvieron una ayuda estatal de créditos blandos y en algunos casos donaciones de terrenos, que si bien fue un impulso secundario, colaboró en el desarrollo.
*Mariano Gruschetsky es Sociólogo y Magíster en Economía Urbana, Docente investigador de nuestra Universidad y además coordinador de Investigación del Departamento de Planificación y Políticas Públicas.