Manifestaciones artísticas callejeras luego de las políticas de aislamiento por COVID-19
El Frente cultural 24 de marzo
En los últimos años en Argentina, se ha observado la emergencia de numerosos colectivos que realizan prácticas artísticas vinculadas con los Derechos Humanos y las memorias sobre el pasado reciente y se organizan en intervenciones callejeras que son llevadas a cabo alrededor del 24 de marzo, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. No obstante, a pesar de la visibilidad que han cobrado estas acciones, es necesario destacar que el vínculo entre el despliegue de dispositivos estéticos y la construcción de memoria(s) sobre el terrorismo de Estado no es reciente. En ese campo hay diversas experiencias como el Siluetazo de 1983 que plasmó en una intervención visual performática un reclamo colectivo frente a la desaparición de personas y los crímenes perpetrados desde el aparato represor. Luego, también cobró especial relevancia en los ´90s los Escraches y acciones de HIJOS junto al Grupo de Arte Callejero y Etcétera frente a la impunidad judicial (Longoni, 2010).
Particularmente, a partir del 2016, en el 40° aniversario del último golpe de Estado en el contexto de la marcha en la Ciudad de Buenos Aires se observa un gran despliegue de prácticas que entrecruzan elementos artísticos de diferentes lenguajes, poniendo el cuerpo colectivo en el centro de la escena para realizar una acción significativa. En ese sentido, podemos conceptualizar estas expresiones como intervenciones performáticas en tanto proponen una práctica signada por la multiplicidad de lenguajes artísticos en los que se desdibujan los límites de la escena teatral, se cuestiona lo instituido y se transforman los sentidos (Taylor, 2012; Taylor & Fuentes, 2011). Algunos de estos grupos surgen de espacios de militancia política que proponen otras formas de manifestación a la tradicional caminata durante la marcha, mientras otros colectivos emergen de prácticas más ligadas al campo artístico y cultural. Resulta interesante poder analizar las articulaciones que se realizan entre arte y política que ponen en diálogo y tensión una cualidad pedagógica, comunicativa y estética sobre el pasado reciente.
Estas intervenciones performáticas sobre el terrorismo de Estado se vieron multiplicadas en el período 2015-2019 que se caracterizó por escasas, y cuestionadas, políticas de (des)memoria durante el gobierno de Mauricio Macri. En 2020, la pandemia por Covid19 irrumpió en escena e instó a reconfigurar las prácticas que se iban a realizar en contexto callejero y la mayoría de las intervenciones se mudaron a plataformas digitales (Tortosa, 2020). Al año siguiente, aún con medidas de distanciamiento preventivo promovidas por el gobierno nacional, se realizaron algunas acciones deslocalizadas del centro porteño y reterritorializadas en diferentes barrios.
En marzo de 2022, a 46 años del último golpe de Estado en Argentina, en la metrópolis porteña diversos colectivos se prepararon para ocupar las calles del centro en la tradicional marcha del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Tal fue el caso del Frente Cultural 24 de marzo (FC24M), espacio conformado por diferentes grupos que realizan intervenciones performáticas en la vía pública a través de múltiples expresiones ligadas a la música, la danza y las artes escénicas. En esta oportunidad los colectivos que participaron fueron 35: Los Tambores No Callan, Colectivo Danza Afro, Coplerxs, La 24 música andina, El Hedor de América, Cien Volando36 y la Colectiva Folklórica Pluridiversa. Para muches este año se ha tornado particular luego de dos años de pandemia que imposibilitaron desarrollar las acciones que venían realizando colectivamente en ediciones anteriores.
Entonces, en esta nueva coyuntura, aún atravesada por medidas sanitarias de distanciamiento y cuidado en relación al Covid-19, me pregunto ¿cómo ha atravesado la pandemia a los colectivos que conforman el FC24M? ¿Qué narrativas sostienen estas intervenciones performáticas sobre el terrorismo de Estado este año?
Este trabajo se enmarca en un proyecto más amplio1 cuyo abordaje metodológico se basa en aportes de la Investigación Acción Participativa y la autoetnografía, como estrategias de construcción de conocimiento colectivo, con y desde el cuerpo. En ese sentido, me desempeño como investigadora y también como performer/bailarina participante del colectivo El Hedor de América y del FC24M. Particularmente para este trabajo se han utilizado los registros de trabajo de campo que implicaron: participación en reuniones y ensayos durante febrero y marzo de 2022, realización de entrevistas 35 La conformación del Frente Cultural 24 de marzo se ha ido modificando desde su primera aparición en marzo de 2016. 36 Este año varias integrantes de Cien Volando participaron de la propuesta del Colectivo Danza Afro. 37 Este trabajo se desprende de la investigación de tesis doctoral que se encuentra en curso sobre “Intervenciones performáticas contemporáneas sobre el terrorismo de Estado en Argentina desde la perspectiva de género 205-2022”. semi-estructuradas a 6 integrantes del FC24M. También se utilizaron registros fílmicos y fotográficos propios y de otres.
A partir de las preguntas planteadas, procederé primero a describir algunas cuestiones características de la organización propuesta por el FC24M y el proceso de construcción de la intervención conjunta de una ritualidad de la memoria. En ese apartado, puntualizaré también cuestiones relativas a las políticas de cuidado que se despliegan y sostienen la propuesta del Frente. Luego, describiré algunos de los dispositivos estéticos desplegados por las diferentes agrupaciones que sostienen una trama narrativa en este 24 de marzo particular. Por último, desarrollaré las conclusiones finales en las que siguiendo a Elizabeth Jelin propongo considerar al FC24M y sus integrantes como emprendedores de la memoria que construyen sentidos en torno al pasado y el presente que nos atraviesa.
Ritualidades de memoria y políticas de cuidado
En las dinámicas del FC24M a lo largo de los años se instituyeron lógicas de funcionamiento y organización. Un eje central que destacan sus integrantes es la horizontalidad en la toma de decisiones que se realiza en el espacio de construcción colectiva conocido como “las reuniones del Frente”. Allí, algunes integrantes de los distintos colectivos que lo conforman participamos en estas reuniones en las que se hace necesario definir el encuadre en el que se va a “ocupar la calle”2: la diagramación del orden dispuesto de cada grupo, el tiempo de convocatoria, las actividades de difusión (Anexo A), la organización del registro de la actividad y las medidas de seguridad/cuidado que deben implementarse en contexto de marcha. También se discuten otras cuestiones relativas a qué consignas se proponen3, qué simbologías expresar y qué estéticas desplegar, desde ya con la singularidad de cada grupo. Este año también se tuvieron en cuenta algunas indicaciones ligadas a las precauciones sanitarias para evitar los contagios por Covid-19.
Así mismo se fueron pautando lo que podría considerarse como “momentos” de la marcha y el despliegue por el espacio público propiamente dicho. La convocatoria se realiza un tiempo antes y en esta previa se observa cómo está la situación en la calle respecto a las diferentes columnas y agrupaciones que también se propusieron marchar por el mismo espacio, de modo que no haya superposiciones. No obstante, como mencionan les integrantes del FC24 siempre hay que estar atentes a los ritmos de la calle, es por eso que hay compañeres encargades de “leer la calle” y ubicarse en puntos estratégicos de la columna.
Un tema importante es la ubicación de cada agrupación dentro de la columna, lo cual se evalúa respecto a una serie de variables, en las que han devenido centrales, según la experiencia de varios años, la cualidad sonora y la cantidad de participantes. En ese aspecto los dos colectivos más numerosos son: Los Tambores No Callan y el Colectivo de Danza Afro, entonces se decidió que el primero encabezara y el último cerrara. Asimismo, para poder garantizar una mejor audibilidad de El Hedor de América, Coplerxs y La 24 Música Andina, se los dispuso en el centro y con algunos momentos pautados de silencio para que puedan desplegar su intervención. En el caso de la Colectiva Folklórica Pluridiversa, debido a que tenían poques integrantes decidieron solo participar del “ritual de inicio”, que muches señalan como la parte más importante de toda la jornada. Este consiste en compartir la intervención con todes les integrantes del FC24M, ya que en el contexto de marcha es inviable poder vernos entre nosotres. Este año tuvo la particularidad de un momento de expresión conjunta que desarrollaré en el siguiente apartado.
Otro punto clave de la organización de la marcha es que cada agrupación convoca a lo que se denomina “+1” y entre varias cuestiones tiene la responsabilidad de corporizar un “cordón de seguridad/cuidado”, como así también cargar objetos personales de quienes estén interviniendo, agua, etc. Este despliegue, que podría ser encuadrado dentro de una política de cuidado del FC24M obra en diferentes sentidos: por un lado garantizar la integridad física de quienes nos disponemos a marchar/intervenir/danzar en el espacio público callejero y también proporcionar un espacio escénico para el despliegue de la intervención. Estas se encuentran cargadas de emociones y afectos que se reactualizan en la performatividad de los cuerpos. En ese sentido, les “+1” son más que espectadores pasivos, sino que son parte de la intervención performática, además de para muches una fuente de apoyo y contención.
Entonces, el 24 de marzo de 2022, en este escenario novedoso las ritualidades de memoria del FC24M se ponen en acto atravesadas por una política de cuidado. Esta también propone un cuidado estético curatorial sobre las intervenciones, que con la impronta de cada agrupación, son realizadas con un compromiso ético-político que sostiene las consignas de Memoria, Verdad y Justicia, y agrega su propia impronta y sus propias luchas.
Intervención 2022: ¿narrativas corporales post pandémicas?
El peso de los dos años de pandemia se hace sentir en los colectivos y en los cuerpos de quienes conformamos el FC24M. Hemos sufrido pérdidas de seres queridos, de prácticas y rutinas cotidianas, espacios laborales, estudio, militancia, prácticas artísticas, entre otras cuestiones. Poder sostener espacios de activismo y militancia que tienen como eje motor las acciones colectivas en el espacio público durante la pandemia fue un gran desafío debido a la imposibilidad de realizarlos. La lógica de organización grupal pasó, en muchos casos, de la presencia a la virtualidad y en otras se disiparon. También se transformaron las modalidades y los encuadres de las intervenciones. La posibilidad de encontrarnos en el centro porteño en la marcha del 24 cobró una vitalidad cuasi necesaria. Se sentía un impulso a hacernos cuerpos con otres, al son de los tambores y las cajas copleras. Hermanarnos a través de las diversas propuestas estéticas que eclécticamente otorgan color y musicalidad en las inmediaciones del Obelisco.3
En esta avenida de amplias proporciones se observan como se despliegan corporalidades en tensión. Por un lado la propuesta de “El Hedor de América” que desde las danzas folklóricas plantea performáticamente la pregunta de “¿cómo se cae un cuerpo sin caerse?”, en un intento de modificar la imagen de los cuerpos en el piso que había utilizado en intervenciones anteriores. La respuesta es compleja y diversa: es tironeado, es empujado, es capturado por los dispositivos burocráticos del mismo Estado desaparecedor que sigue ejerciendo su violencia sutil, pero efectiva en estos cuerpos que hacen largas filas en busca de sus desaparecides. Son filas interminables, que luego se transforman en un gran círculo de reclamación colectiva. Un grito de “¿dónde están?” que interpela al afuera que observa conmovido.
Como parte de esta intervención, el colectivo de Coplerxs se hace presente en una ronda que tiene su antecedente en la de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y que camina al son de la copla de la artivista travesti Susy Shock que versa “Si los soles se juntaran la soledad quedará sola” y finaliza con el grito de “30000 compañeres desaparecides presente” para luego devenir en una gran chacarera. Los Tambores No Callan desde temprano hace su propio ritual de inicio, el de calentar los tambores al fuego para que puedan sonar, y al ritmo del candombe nos proponen un viaje rioplatense que conecta con la diáspora africana para recordarnos que este territorio también lleva las marcas de la esclavitud que la maquinaria colonial impulsó.
Por su parte el Colectivo Danza Afro, encarnando la simbología de los Orishas ha tomado a Shangó/Changó, pero desde una perspectiva particular, la traición y el fuego que expresan las bailarinas en sus vestimentas rojas. También se encuentra presente Oshunmaré, la serpiente, que implica el cambio y nos invita a transmutar la piel. A dejar eso viejo atrás, aunque aún sea parte nuestro, para aventurarnos a lo que se viene. A su vez, Oshun, diosa del agua dulce, cuyo gesto de lavar su vestido blanco en el río hasta quedar amarillo de ser tan percudido se visibiliza en las manos danzantes del Colectivo.
La Colectiva Folklórica Pluridiversa utiliza el lenguaje de las danzas folklóricas y expresiones peformáticas al son de los bombos, banderas del orgullo, los pañuelos de las madres atrevasades por consignas de les 30400 que tiene como objetivo visibilizar a las personas del colectivo LGTBIQ+ desparecidas por el terrorismo de Estado.
Con un despliegue musical, La 24- Música Andina interpreta en vivo canciones que invitan a reflexionar sobre los sentidos de la memoria y el vínculo con la sonoridad de los pueblos de los Andes. También sumaron una propuesta: la de generar un canto colectivo con todas las agrupaciones al unísono durante el “ritual de inicio”. La canción propuesta fue Soy-Presente del grupo de Murga Uruguaya Agarrate Catalina.4 Ese año, debido a las condiciones de aislamiento, se realizó en forma virtual. La propuesta de cantar todes esta canción, se transformó en un desafío debido a las cuestiones técnicas de lograr que tantas voces entonaran correctamente en forma armónica. A pesar de esta dificultad y el poco tiempo para ensayar, todos los colectivos decidimos intentarlo y se generó un espacio de encuentro vibrante que nos afectó fuertemente5
Conclusiones
En continuidad con los aportes de Elizabeth Jelin (2002), podríamos problematizar el rol de colectivos del FC24M como actores sociales “emprendedores de la memoria” ya que en el despliegue de las intervenciones performáticas acontecen actos narrativos de construcción de memorias sobre el pasado reciente. Las narrativas que se construyen a partir de dispositivos estéticos portan la agencia de afectar otros cuerpos y ser afectados. En las intervenciones del FC24M los sentidos se multiplican y conectan las memorias del terrorismo de Estado con otras memorias: las colonizadoras. El genocidio de los pueblos originarios, la esclavitud de los pueblos africanos en nuestra Abya Yala, la crueldad de las redes de trata, les desaparecides de hoy, las violencias que aún se encuentran vigentes en nuestro pueblo. Entonces, de algún modo, podría pensarse que estas narrativas que componen este ritual de memoria colectiva atravesadas por la pandemia. La idea de transmutar insiste, como ese cambiar de piel luego de dos años de aislamiento y distanciamiento entre nosotres. De pensar otros mundos posibles que puedan ser más vivibles, de resignificar los lazos sociales y los rituales colectivos de memoria. Del mismo modo, la corporización de caer sin caerse nos invita a pensarnos desde nuestras resistencias micropolíticas, de nuestras potencias y posibilidades de lucha. A su vez en la intervención de este año, cobran una especificidad singular las voces colectivas en la calle al canto de SoyPresente. Los cuerpos se tensan en algunos encuentros cercanos que se proponen con distanciamiento pero que laten en la necesidad de abrazarse. Esto permite pensar que las disputas por la memoria y las luchas por el pasado siguen vigentes y se reactualizan desde el presente. También, que las memorias de este pasado reciente pueden modificarse (Rousso, 2020), en alguna medida, mediante acciones que se ejerzan sobre él: desde las políticas estatales, los procesos judiciales, las prácticas militantes y las intervenciones performáticas.
*Paula Tortosa es investigadora del CONICET y de la UBA y artista performática
1- La utilización de comillas en este caso y a continuación corresponde a frases textuales de les integrantes del FC24M.
2- Este año fueron las siguientes, acompañadas del hashtag para la difusión en redes sociales: #nuncamas, #son30000, #dondeestan, #son30400, #ladeudaesconelpueblo, #bastaterricidio, #libertadapresospoliticos, #FrenteCutural24deMarzo
3- Para ver más imágenes y videos de las intervenciones: https://www.instagram.com/stories/highlights/18220769233139772/ Página122El Hedor de América 24-03-2022 . F
4- El grupo la compuso a partir de su vinculación con la organización Abuelas de Plaza de Mayo y Teatro por la Identidad en 2014, sin embargo fue grabada durante la pandemia en 2020 y estrenada para Marcha del Silencio en Uruguay que se realiza todos los 20 de Mayo en reclamo por Memoria, Verdad y Justicia frente a los crímenes de la dictadura.
5- El clima de ese 24 de marzo fue particularmente hostil, con frío y la lluvia que amenaza dañar los instrumentos, lo cual agregó una suerte de alerta para algunes, mientras otres se animaban a seguir poniendo el cuerpo, bailar y tocar al ritmo de la lluvia. A diferencia de otros años, las intervenciones están atravesadas por alguna suerte de distancia entre los cuerpos, que igual no dejan de encontrarse.
Bibliografía
Jelin, E. (2002). Los trabajos de la memoria. Madrid y Buenos Aires: Siglo XXI
Longoni, A. (2010). Arte y política: políticas visuales del movimiento de derechos humanos desde la última dictadura: fotos, siluetas y escraches. Aletheia, 1.
Rousso, H. (2020). Las políticas de memoria pueden cambiar el pasado. Entrevista por Dolores San Julian. Clepsidra. Revista interdisciplinaria de estudios sobre memoria. Página127
Taylor, D., & Fuentes, M. (2011). Estudios avanzados de performance (pp. 7-30). México. Taylor, D. (2012). Acciones de memoria: Performance, historia y trauma. Fondo Editorial de la Asamblea Nacional de Rectores.
Tortosa, P. I. (2020). 24 de marzo: intervenciones performáticas y artivismo en contexto de aislamiento. En XII Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. XXVII Jornadas de Investigación. XVI Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. II Encuentro de Investigación de Terapia Ocupacional. II Encuentro de Musicoterapia. Facultad de Psicología-Universidad de Buenos Aires. Verzero, L. (2019). Cuerpos sobre cuerpos: políticas de construcción de la historia reciente en el teatro argentino. En: F. Blanco y C. Opazo (Eds.), Actores, demandas, intersecciones: debates críticos en el Cono Sur. Santiago de Chile-Washington D. C.: Cuarto Propio-Southern Cone Studies Section (lasa).