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El suicidio en Argentina desde una perspectiva geo-social

En este artículo nos proponemos describir lo encontrado en una serie de investigaciones que intentaron abordar el fenómeno del suicidio en Argentina desde una perspectiva geo-social, partiendo de dos interrogantes: primero, ¿los suicidios tienden a ser más frecuentes en algunas áreas con respecto a otras? Segundo, de existir esta concentración en el espacio geográfico, ¿está relacionada a determinadas características sociales propias de esas regiones? 

Suele afirmarse que el suicidio es un fenómeno complejo, en el que intervienen diversos factores y en múltiples niveles de la realidad (individuo, familia, comunidad, nación, mundo). Sin embargo, parece predominar una visión en la cual se da más importancia a determinadas características de los individuos que cometen suicidio. Esta visión quizá está arraigada en el abordaje epidemiológico predominante de los “factores de riesgo” (González, 2019). Brevemente, en este artículo presentamos una serie de hallazgos luego de considerar ciertos aspectos geográficos y sociales asociados al suicidio, tomando diferentes escalas geográficas (la Argentina en su conjunto y luego en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y temporales.

En primer lugar, y al igual que en otras regiones del mundo, el suicidio se concentra geográficamente. Pero es necesario aclarar que, desde la Epidemiología, hablamos de una concentración, en el espacio geográfico, del riesgo poblacional de suicidio.  Es decir, existen conjuntos de áreas (municipios, departamentos, partidos) contiguas donde, sin importar en muchos casos la provincia a la que pertenecen, se registran tasas altas de suicidio. Al hablar de tasas de suicidio, no nos está importando solamente la cantidad de suicidios, sino su frecuencia en relación a la población que reside en un área determinada. Esto debe considerarse ya que, por ejemplo, es esperable que en el partido de Lanús, con una población de 459.263 habitantes (Censo de 2010), se registren más suicidios que en un departamento predominantemente rural de la Patagonia que no supera los 10.000 habitantes. Sin embargo, al calcular la frecuencia de suicidios en relación a la cantidad de habitantes, podríamos llegar a notar que el riesgo de suicidio es en realidad mayor en áreas de baja densidad poblacional (habitantes por kilómetro2). Más concretamente, en el período 2009-2011, en 3 departamentos de la Provincia de Chubut, con menos de 15.000 habitantes, se registraron tasas de 30 a 40 suicidios cada 100.000 habitantes, mientras que el partido de Lanús tuvo una tasa de 4 suicidios cada 100.000 habitantes. En Argentina, esto puede verse en la Figura 1 donde, utilizando una técnica espacial, hemos diferenciado entre conjuntos de áreas (conglomerados) con tasas altas de suicidio y conjuntos de áreas con tasas bajas de suicidio. No nos vamos a detener en los valores de las tasas de suicidio a lo largo de la Argentina – que pueden consultarse libremente aquí (Leveau, 2022a) – , sino en la existencia de regiones con tasas altas de suicidio y regiones con tasas bajas. 

Concentraciones geográficas de tasas altas y bajas de suicidio en Argentina por sexo y grupos de edad, quinqueños 1999-2003 y 2008-2012.

Utilizando la misma técnica espacial que diferencia áreas de concentración geográfica alta y baja de un mismo fenómeno, hemos mapeado tres indicadores que se pueden ver en la figura 2. En primer lugar, hemos utilizado un indicador que combina diferentes características de las poblaciones que intenten dar cuenta del nivel de integración social (o su opuesto, fragmentación social), definida como la intensidad y cantidad de vínculos que un individuo establece con su medio familiar u otras instituciones donde el individuo se forma (Baudelot & Establet, 2008). Con todas las limitaciones que ello implica, hemos tratado de construir un índice que refleje este fenómeno utilizando los datos recabados por los censos nacionales de población, ya que reflejan –al menos con una “foto” tomada cada diez años– varias características de la población a lo largo de todo el territorio argentina. Entonces el índice fue construido con las siguientes variables: porcentaje de adultos solteros, divorciados, separados legalmente o viudos; porcentaje de hogares conformados por una persona; porcentaje de hogares ocupados por no propietarios de vivienda (mayormente inquilinos); y porcentaje de población migrante. Además calculamos un indicador de pobreza y utilizando la densidad poblacional (habitantes por km2) como indicador del nivel de ruralidad de cada área.

Concentraciones geográficas de valores altos y bajos de los índices de fragmentación social, pobreza y densidad poblacional en Argentina, 2001 y 2010.

Al comparar las figuras 1 y 2, se podría concluir que: (a) las concentraciones de áreas con tasas altas de suicidio tienden a coincidir con concentraciones de áreas con valores altos del índice de fragmentación social o concentraciones de áreas con densidad poblacional baja (esto es, áreas predominantemente rurales); (b) no parece haber una coincidencia geográfica entre áreas con concentraciones de tasas altas de suicidio y áreas con niveles altos de pobreza. Esta comparación visual fue mayormente corroborada mediante un análisis estadístico que incluyó simultáneamente estos indicadores (Leveau & Alazraqui, 2020). 

Lo encontrado para todo el territorio argentino parece replicarse al interior de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Leveau, Guevel, & Alazraqui, 2021), donde las poblaciones residentes en áreas con niveles mayores de fragmentación social también suelen presentar un mayor riesgo de suicidio, inclusive luego de considerar las diferencias en los niveles de pobreza al interior de la ciudad. En la Figura 3 puede observarse cómo aquellas áreas donde parece haber un mayor riesgo de suicidio coinciden más con las áreas que presentan mayores niveles de fragmentación social que con las áreas con mayores niveles de pobreza. Este mayor riesgo de suicidio en poblaciones residentes en áreas de fragmentación social alta también ha sido reportado para otras ciudades del continente europeo, Estados Unidos, Asia, y Brasil.

Concentraciones geográficas de tasas altas y bajas de suicidio (izquierda), de valores altos y bajos del índice de fragmentación social (centro) y el porcentaje de hogares con necesidades básicas insatisfechas (derecha), Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Hemos visto cómo en dos escalas geográficas diferentes (Argentina utilizando departamentos-partidos como unidades de análisis, y Ciudad de Buenos Aires utilizando áreas pequeñas) el suicidio tiende a estar concentrado en el espacio geográfico y esa concentración coincidiría con áreas con niveles altos de fragmentación social. Esta asociación apoyaría la hipótesis planteada por Durkheim: “el suicidio varía inversamente con el grado de integración de los grupos sociales de los que el individuo forma parte” (Durkheim, 2004). Si espacializamos esta relación entre ambos fenómenos, podemos plantear la hipótesis de una distribución bimodal (con dos picos máximos) del riesgo de suicidio a lo largo de un gradiente de urbanización: alto riesgo de suicidio en áreas rurales (baja densidad poblacional y menor integración social) y en áreas con niveles altos de urbanización (alta densidad poblacional y menor integración social). Aunque las áreas rurales son vastos espacios de bajo tamaño poblacional, constituyen áreas de riesgo alto de suicidio aparentemente por sus características inherentes. La población de las áreas rurales de la Argentina viene experimentando una pérdida constante de participación relativa sobre la población total, con una disminución absoluta de población en aquellas zonas donde reside población rural dispersa. Además del despoblamiento rural, que perjudica en mayor medida a la población dispersa (aquella que reside en viviendas aisladas fuera de los pueblos pequeños), también existirían una gran variedad de factores interrelacionados e inherentes a lo rural que incidirían en un mayor riesgo de suicidio en estas áreas. Estos factores diversos pueden clasificarse en composicionales (características de los individuos, como la estructura demográfica, tipos de empleo, categoría ocupacional), contextuales (características propias de las áreas rurales, como la concentración de la tierra, bajo acceso a servicios básicos, sequía e inundaciones) y colectivos (valores, normas y tradiciones propias de las áreas rurales, como el uso de armas de fuego).

Ahora bien, hemos analizado la asociación entre la distribución geográfica del riesgo de suicidio y la distribución de la fragmentación social, esto es, tomando la dimensión espacial de análisis. Al incluir la dimensión temporal analizando el suicidio en espacio y tiempo durante las últimas décadas, en el caso argentino entra en juego la gran crisis económica de 1999-2002, que no sólo significó un récord de población sin poder acceder a un empleo, la incautación de ahorros por parte de los bancos y el cierre de fábricas. También significó una crisis social y político-institucional cargada de gran incertidumbre. En relación a este contexto, el suicidio podría aumentar debido a las alteraciones del orden colectivo provocadas por las crisis económicas (Durkheim, 2004), consideradas como un nivel macro-sociológico influyendo sobre las características del medio primario (familia y otras instituciones). En un contexto de crisis económica, el desempleo generalizado desintegraría este medio primario constituido principalmente por la familia y el trabajo (Baudelot & Establet, 2008). En el caso de la Argentina, considerando las variaciones espacio-temporales del suicidio durante el período 1994-2014, hemos hallado concentraciones espacio-temporales más frecuentes del suicidio durante los años de crisis económica y fuera de las grandes ciudades (Leveau, 2017, 2022b). A modo de cierre, los estudios exploratorios presentados aquí ofrecen algunos indicios acerca el rol que ejercen determinadas características sociales, económicas y geográficas sobre el fenómeno del suicidio en Argentina, sin desconocer el carácter complejo y multicausal de dicho fenómeno. 

*Carlos Leveau es Doctor en Geografía y Magíster en Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud, investigador UNLa-CONICET radicado en el Instituto de Producción, Economía y Trabajo. También se desempeña como Docente investigador del Departamento de Salud Comunitaria de la Universidad.

Referencias

Baudelot, C., & Establet, R. (2008). Durkheim y el suicidio. Buenos Aires: Nueva Visión.

Durkheim, E. (2004). El suicidio. Buenos Aires: Editorial Losada.

González, J. E. (2019). El suicidio como problema público en Argentina (Tesis de maestría). Universidad Nacional de Lanús, Remedios de Escalada.

Leveau, C. M. (2017). El suicidio en Argentina: Variaciones espacio-temporales y factores de área asociados (Tesis de maestría). Universidad Nacional de Lanús, Remedios de Escalada.

Leveau, C. M. (2022a). Cambios en la geografía del suicidio. En Atlas histórico y geográfico de la Argentina: Población (pp. 429–442). Tandil: Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Recuperado de https://www.fch.unicen.edu.ar/atlashyg/Atlas%20poblaci%C3%B3n%20ebook.pdf

Leveau, C. M. (2022b). Diferencias socioespaciales entre homicidios y suicidios en Argentina, 1994-2014. Revista Brasileira de Estudos de População, 39, 1–22. https://doi.org/10.20947/S0102-3098a0190

Leveau, C. M., & Alazraqui, M. (2020). Geografías del suicidio en Argentina: Un estudio ecológico espacial durante los períodos 1999-2003 y 2008-2012. Revista de Salud Pública, 22(1), 1–13.

Leveau, C. M., Guevel, C., & Alazraqui, M. (2021). Diferenciales intra-urbanos del suicidio: El rol de la fragmentación social en Argentina. Ciência & Saúde Coletiva, 26(6), 2345–2354. https://doi.org/10.1590/1413-81232021266.22892019

Carlos Leveau*

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