Red Sara: un espacio de intercambio colaborativo sobre revistas científicas
En la web se presentan como una comunidad de intercambio y colaboración entre las personas que trabajan en áreas de dirección, edición, publicación y difusión de revistas científicas. Discutir problemáticas comunes, conectar y gestionar procesos de trabajo, experiencias innovadoras y otros aportes que se generen en cada nodo de la red: para eso, un grupo de coordinadores de portales, editores, equipos del área de informática de distintas universidades que tienen en común trabajar con revistas científicas, se unieron en la Red Sara.
El nombre de la red es un homenaje a Sara Rietti, primera química nuclear argentina, gran defensora de la necesidad de democratizar el conocimiento científico y de tender puentes entre disciplinas para recuperar el carácter social e histórico de la producción científica. El software libre, el acceso abierto al conocimiento científico y la ciencia abierta son algunos de los principios que sostiene esta Red, por lo que todos los conocimientos y los desarrollos generados serán puestos a disposición para ser reutilizados, adaptados y modificados.
Viviana Martinovich, de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa); Melina Caraballo, de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam); María Clara Diez, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (FFyL-UBA); Matías Acuña de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) y Ricardo Ariel Piriz de la Universidad Nacional del Sur (UNS), crearon este proyecto colaborativo: una red para cooperar entre quienes dirigen y gestionan revistas, quienes coordinan portales de revistas o preparan la infraestructura tecnológica sobre la cual hoy se gestionan y publican las revistas científicas.
¿Qué es una revista científica? ¿Para qué sirve?
Si bien la finalidad y funcionalidad de las revistas científicas ha ido cambiando a lo largo de los años, en la actualidad, son plataformas electrónicas que ponen en circulación investigaciones realizadas en distintos países y, para ampliar esa circulación, las revistas deben estar incluidas en bases de datos, índices o directorios deconsulta mundial. Para que una revista ingrese a esas bases de datos tiene que publicar investigaciones que hayan sido revisadas y avaladas por pares, es decir, por personas que trabajan y se especializan en esos temas; pero, además, debe cumplir con ciertos criterios de calidad editorial, vinculados a la forma de presentar la información y de validar la veracidad de esa información, la transparencia de los procesos de gestión, la participación activa de las autoras y los autores, etc. Hoy no basta con publicar los nombres de las personas que participaron en una investigación, sino que hay que asegurar que esas personas certifiquen electrónicamente su autoría a través del ORCiD; tampoco basta con publicar el título y el resumen del artículo en inglés, sino que hay que publicarlo de tal manera que otros sistemas de información “interpreten” ese contenido.
En la carrera de investigación científica, una de las actividades, tareas o desafíos más importantes es publicar en revistas indizadas.
Quienes investigan tienen que publicar resultados de aquello en lo que vienen trabajando para presentarse a becas, concursos, recategorizaciones y para seguir creciendo en la carrera de investigación.
– ¿Por qué es importante que una revista científica esté indizada?
Viviana (UNLa): Haciendo un paralelo con la distribución de libros impresos, las bases de datos, índices de resúmenes o bibliotecas electrónicas son grandes distribuidoras del contenido que publican las revistas, esa debería ser su principal función. Quienes investigan un tema suelen querer conocer qué se trabajó hasta el momento, qué están haciendo otros equipos y desde qué perspectivas lo están haciendo y para eso consultan las bases de datos. Si un equipo de investigación quiere darle visibilidad al tema en el que está trabajando, sus textos tienen que estar en las bases de datos para que lo encuentren, para que lo consulten y sobre todo lo lean y sea un aporte para otras investigaciones, esa sería la idea “básica” del asunto. Pero hace algunas décadas, los países empezaron a delegar en las bases de datos los criterios de evaluación de la producción científica. Cuando un investigador se presenta a una instancia de evaluación se analizan sus artículos, las revistas en las que fueron publicados, y dependiendo de en qué bases de datos figuran las revistas en las que publicó, le asignan un puntaje a la investigación. Y esto es un problema, porque los Estados delegaron en las bases de datos no solo la elaboración de los indicadores con los que se evalúa a su propia comunidad científica, sino la definición de los parámetros para que una revista sea aceptada o rechazada por esa base de datos, perdiendo total soberanía en la evaluación de la producción científica de su propio país. La realidad es que, si las revistas no están en los servicios de indización, bases de datos o bibliotecas electrónicas reconocidas por los sistemas de evaluación de cada país, tienen dificultades para recibir trabajos.
Matías (UNNE): Hay que tener en cuenta que CONICET evalúa muy bien que sus investigadores publiquen en revistas indizadas en Scopus y Web of Science y en menor medida en SciELO y Redalyc, y aunque puede ser que estas ponderaciones varíen de una disciplina a otra, no dejan de ser bases de datos reconocidas por nuestro sistema de evaluación.
Ricardo (UNS): Como expresaba Viviana, uno de los principales aspectos de la indización es la visibilización de la revista y por ende de los artículos que están contenidos. Esto sirve para que más personas puedan acceder a la información, desde un investigador para formar su estado del arte en una investigación, como así también para el lector. Las bases de datos (índices) cumplen un rol fundamental en el desarrollo de una investigación.
Melina (UNLPam): En consonancia con los aportes de Viviana, Matías y Ricardo, y para no reiterar lo que ya se comentó, solo me interesa resaltar el modo en el que la indización de una revista, muchas veces, se ubica en el centro de la escena: en este sentido, si una revista está indizada, aumenta el interés de parte de autoras y autores de publicar allí y no en otras publicaciones, lo mismo sucede con otros actores que intervienen en el proceso de edición científica como son las evaluadoras y los evaluadores. Al mismo tiempo, se genera una cierta idea de prestigio en torno de esa revista, aunque sabemos que un mayor nivel de indización no se traduce, necesariamente, en una mayor calidad. Sin embargo, son estos criterios los que, en general, definen el destino de una publicación.
María Clara (UBA): Resalto también, aunque ya se dijo, cómo aumenta la circulación del conocimiento cuando las revistas están en índices, bases de datos o directorios. Muchos de ellos agregan la tabla de contenidos por lo que dan una buena idea de qué se trata cada número, a la vez que enlazan o reenvían al sitio oficial de la revista. Esto luego se refleja en un aumento de visitas para la revista y mejor posicionamiento en buscadores, por poner un ejemplo muy básico.
– En cada universidad coexisten diferentes publicaciones científicas, pero desde hace algunos años, las revistas se comenzaron a agrupar bajo un mismo portal institucional y esos portales comenzaron a unirse para trabajar en red. ¿Cómo fue ese proceso?
Ricardo (UNS): Cada institución lo resolvió o lo va resolviendo de manera diferente. En el caso de la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca), desde hace aproximadamente 20 años (en coincidencia con la creación de SciELO) se comenzaron a agrupar bajo el procesamiento que se realiza para la indización “SciELO”. Otro aspecto, pero más reciente, de agrupar a las revistas, fue la utilización del Software de acceso abierto OJS (Open Journal Systems) donde se incorporaron nuevas revistas. El procesamiento necesario para la indización de SciELO y la instalación, actualización y mantenimiento de la plataforma OJS lo realiza la Biblioteca Central de la UNS.
Matías (UNNE): En nuestra universidad también fue la marcación de SciELO lo que nos unió.
Melina (UNLPam): Actualmente el portal de revistas de la Universidad Nacional de La Pampa, en el que me desempeño como coordinadora editorial, reúne 13 revistas (que pertenecen a las Facultades de Agronomía, Ciencias Económicas y Jurídicas Veterinarias, Ciencias Humanas y Ciencias Veterinarias), cuyas historias registran entre 6 y 35 años de antigüedad; todas con trayectorias y particularidades disímiles. Hace más diez años, de manera incipiente, la Facultad de Ciencias Humanas implementó el primer portal basado en el software libre Open Journal Systems (OJS). Allí se alojaron, por un tiempo, algunas de las publicaciones de esa facultad. Sin embargo, desde ese momento se inició para varias de las publicaciones un proceso de transición de la versión impresa a la digital. Luego, con la creación del Consejo Editor de Revistas Académicas y Científicas (CERAC) en el 2015, como parte del apoyo institucional a este tipo de publicaciones, y la puesta en marcha del portal, fue posible nuclear todas las revistas científicas de la Universidad en un mismo lugar. Esto permitió, a partir de la toma de decisiones conjuntas entre las y los integrantes del CERAC, generar una política editorial común (por ejemplo, en relación con el uso de las Licencias Creative Commons, la incorporación del DOI y de un software para la detección de plagio, la centralización y división de algunas de las principales tareas que requiere la edición científica, entre otros aspectos), aunque respetando la autonomía de cada equipo editorial. De este modo fue posible garantizar el normal funcionamiento del portal y la mejora de cada publicación, sobre todo en relación con la visibilidad y en función de las exigencias de los estándares nacionales e internacionales. Sin duda fue un proceso de transición que implicó un arduo trabajo, entre los equipos editoriales, las y los profesionales que sostienen la gestión técnica de las publicaciones y el apoyo institucional, para poder acordar criterios comunes, especialmente cuando algunas revistas dejaron de publicarse en papel y quedaron solo en formato electrónico. Esta es, en muy pocas palabras, la síntesis del trabajo de más de dos décadas que llevó adelante la UNLPam en torno a las publicaciones científicas. Pero en este trabajo también entran en juego los aportes y el diálogo constante con colegas que integran equipos editoriales de una o más revistas o bien que tienen a su cargo la coordinación de un portal. A partir de estos diálogos y de las experiencias compartidas, hemos podido instrumentar cambios que, de otro modo, nos hubiesen demandado demasiado tiempo y recursos humanos con los que no contamos. Un claro ejemplo de esta “comunidad de intercambio” que es la Red Sara, es que pudimos completar el proceso de migración a una versión más actualizada de OJS, una tarea que teníamos pendiente desde hace dos años. Este proceso contó con el acompañamiento del coordinador informático del portal quien pudo entablar vínculos con colegas de otras universidades, lo que se traduce en buenas prácticas para la UNLPam y otras instituciones.
María Clara (UBA): En nuestro caso el portal que coordino es el de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. El portal reúne 30 revistas. Asesoramos en diagramación, indización y el uso del DOI (un identificador único y persistente para publicaciones electrónicas, que sirve para transferir información de un sistema a otro y que actualmente dialoga con muchos otros sistemas de información). Tratamos de unificar criterios editoriales: antes las revistas funcionaban como unidades separadas y ahora se percibe mejor la pertenencia, entre otras cosas. Nuestra revista más antigua es de 1922, tenemos esos megaproyectos que siguen vivos con muchísimo esfuerzo. Lo que aún no pudimos hacer es despegarnos del papel, estamos en esa transición. Tenemos problemáticas parecidas con los otros miembros de la Red Sara y otras bien diferentes, por ejemplo, algunos equipos editoriales son grandes y otros casi unipersonales. Tenemos esa realidad.
– Además del uso del software (OJS), muchos servicios de indización o bibliotecas electrónicas pusieron como requisito que las revistas científicas realicen la marcación de artículos. ¿Qué es la marcación o el marcado?
Matías (UNNE): La marcación consiste en agregarle a un texto científico una serie de etiquetas que se condicen con una estructura y un lenguaje informático específico, que les permite a otras computadoras interpretar ese texto como un artículo científico, diferenciar los distintos elementos que aparecen en un artículo, y exponerlos de una forma determinada en la interfaz a la que acceden las y los lectores. Esta tarea técnica, hoy en día, es indispensable, es una exigencia de ciertas bases de datos, que podría ser simplificada a través de herramientas informáticas que se integren a los sistemas con los que venimos trabajando. La idea de esto es lograr entornos de trabajo en los que se pueda tener experiencias de prácticas de trabajo superadoras. En este sentido, desde la Red apuntamos a lograr versiones genéricas para que estos estándares les sirvan a todos los equipos editoriales.
Viviana (UNLa): Hace algunos años ya que bibliotecas electrónicas como SciELO y Redalyc cambiaron sus políticas y comenzaron a exigir que los equipos editoriales no enviaran el material que publicaban en formato PDF sino que, para que esa revista continuara siendo indizada en la base de datos, tenía que enviar el material procesado en un formato complejo llamado “XML-JATS”. Este requisito lo pedían para que el artículo pudiera ser interpretado por máquinas y leído por sistemas de información de forma automatizada. Y esto no se hizo solo para títulos, como era antes: incluye a la totalidad de los elementos de cada artículo para que lo interprete una máquina. Implica que hay que agregarle muchas etiquetas, es un procesamiento complejo y especializado, hay que entender el contenido que se está marcando; lo complejo es que quienes no pueden resolver eso se quedan fuera de las bases de datos. En nuestra revista (Salud Colectiva) ya tenemos resuelta esa temática, pero la preocupación es ¿cómo socializamos este saber con otras revistas científicas? ¿cómo podemos colaborar en la simplificación y automatización de este proceso para que no termine siendo una barrera para la circulación del contenido que publican otras revistas? En Argentina, por ejemplo, muchas revistas están quedando fuera de SciELO y de Redalyc por no poder solucionar este tema.
– Y el etiquetado, ¿qué es?
Ricardo (UNS): El etiquetado es una forma de codificar un documento, se incorporan etiquetas o marcas que le dan al documento información adicional. Desde el punto de vista de los sistemas esa información se utiliza para estructurar mejor la información. Por ejemplo podemos mencionar como “etiquetado” la marcación de los artículos científicos, esta información adicional se agrega al documento y ayuda a las aplicaciones o sistemas a identificar dónde están el resumen, las citas, las palabras clave, los autores y mucha información más.
– ¿Para qué se usa?
Viviana (UNLa): Absolutamente todo el contenido se etiqueta para que una computadora lo pueda reinterpretar. Eso sirve, por ejemplo, para identificar qué trabajos se citaron en cada uno de los artículos y así poder saber cuántas veces fue citado un artículo. También sirve para preservar el contenido en un formato que pueda ser adaptado a múltiples formatos actuales y futuros. Tiene muchísimas ventajas, eso es indudable, el problema es el grado de complejidad actual de su procesamiento. Por ejemplo, la revista Salud Colectiva está indizada en la colección SciELO Salud Pública y desde allí nos exigieron adoptar este sistema para seguir formando parte. Para que pudiéramos adecuarnos a la nueva marcación nos dieron acceso a manuales, algunos videos y programas y durante algunos meses nos dedicamos a sacar el tema adelante; lo logramos, pero el proceso fue complejo.
Melina (UNLPam): La marcación, especialmente en los últimos tres años, se volvió más compleja. Implica un mayor trabajo; en el caso de la UNLPam, el personal de Biblioteca es quien lleva adelante esta tarea, además de las múltiples funciones que tiene a su cargo.
Matías (UNNE): Apuntamos, con la Red Sara, a que el proceso de marcación no les lleve a los editores de las revistas un tiempo extra a lo que es el armado de cada número. Que pueda haber una sincronización e integración entre la producción del número y la marcación. Tenemos esa visión. Lo interesante sería que desde que el autor deposita la primera versión del artículo, ese esfuerzo inicial de carga de información no se desperdicie y se integre al resultado final.
– Las revistas científicas ¿tienen personal capacitado para hacer la marcación?
Ricardo (UNS): Sabemos que tenemos que lograr que la marcación sea un proceso automatizado, de lo contrario, será inviable; de hecho, ya lo está siendo. Hay revistas que tienen muchos artículos por número y no podemos contar con tantos recursos humanos para hacer la marcación. Tenemos que automatizarlo. Y la realidad es que, si no llegamos con el trabajo de marcación, las revistas quedan fuera de las bases de datos y empiezan a quedar aisladas y dejan de recibir artículos. Como es un tema muy importante no solo para las revistas sino para todas las personas involucradas en la publicación, y que incluye a los equipos de investigación, creo que deberíamos coordinar mecanismos, por un lado, para encontrar soluciones conjuntas que permitan simplificar y automatizar procesos y, por otro, para lograr que en nuestro país asignen puntaje a las investigaciones publicadas en revistas que se encuentren en bases de datos iberoamericanas como SciELO y Redalyc.
Viviana (UNLa): Claro, porque lo paradójico es que SciELO y Redalyc son las bases que lideran el movimiento de acceso abierto en la región y muchas de las personas que conformamos la Red compartimos esos ideales que cuestionan el concepto de “propiedad” de la ciencia. Compartimos la idea de que el conocimiento científico es un bien público y no una mercancía, y que los conocimientos financiados con recursos públicos deben estar disponibles para la sociedad que financia las investigaciones, es decir, somos grandes defensores de los modelos colaborativos y que promuevan el acceso abierto. Sin embargo, en la actualidad son estas bases de datos las que están exigiendo estándares técnicos que muchas revistas no pueden afrontar y, en paralelo, los sistemas de evaluación de países como México, Colombia, Brasil, e incluso Argentina, no otorgan puntaje a los artículos publicados en revistas que estén solo en estas bases de datos. Creemos que hay que trabajar en múltiples aspectos a la vez, crear las condiciones técnicas para que más revistas puedan acceder a las bases de datos, informatizar y automatizar la mayor cantidad de procesos y también crear nuevos valores que ponderen y legitimen a la ciencia que circula por las bases de datos latinoamericanas.
Melina (UNLPam): Si bien contamos con recursos humanos capacitados para hacer la marcación, lo que ocurre es que, en general, no hay reconocimiento de la tarea, o bien de la complejidad y del tiempo que insume. Las personas involucradas en la marcación cumplen, al mismo tiempo, con otras funciones. En el caso de la UNLPam, como ya lo mencioné, es el personal de la Biblioteca quien tiene a su cargo la marcación, pero también el alta de los DOI, la generación de los html, más otras funciones específicas que no se vinculan con la edición científica. Por lo tanto, la posibilidad de que la marcación se vuelva un proceso automatizado, tal como lo mencionó Ricardo, sería de gran ayuda en el trabajo continuo con las revistas.
María Clara (FFyL-UBA): Hay que tener en cuenta que la marcación es una exigencia de servicios de indización de América Latina.